Otra lección
“Es importante
contrastar las versiones que se tienen sobre un mismo hecho”, afirmó nuestro profesor. Nuevamente
comienzo mi bitácora recordando aquellas palabras que me afectaron
profundamente durante la clase y me enseñaron algo para no olvidar.
La
mañana parecía salida de un cuadro pintado por Van Gogh, las nubes blancas
habían desaparecido para regalarnos un cielo completamente azul y el sol
resplandecía dejando libremente a sus rayos tocar nuestra piel. Debo confesar que
llegué muy feliz a mi tercera clase de Investigación Social porque acababa de salir de
grabar un programa de radio con mis amigos y me había reído mucho con ellos.
Al terminar el programa salí corriendo del edificio K hacia Ad Portas. Todo el que me conoce sabe que odio llegar tarde así sean solo 5 minutos o
menos. Cuando entré al salón, una compañera estaba leyendo una de las bitácoras
referentes a lo hecho en la clase anterior. Abrí mi computador
rápidamente y busqué el escrito para leerlo a la par de todos. De la bitácora
de Natalia me gustó mucho su naturalidad y la información que nos regaló sobre Twitter
y Netiqueta. Mientras leíamos a Natalia no pude evitar recordarme a mí viendo
el mismo video, pues me asombró mucho que en realidad desconocemos casi que el
90% del funcionamiento de las redes sociales que frecuentemente usamos (parece
una contradicción) y también me acordé de Twissues,
una aplicación mencionada por el conferencista. Esta aplicación permite, vinculándola con Twitter,
rescatar los trinos que hemos hecho desde que creamos la cuenta…en ese
momento pensé lo útil que podría ser.
Después
de reflexionar un poco con la bitácora de Natalia, el profesor preguntó quién quería
que leyéramos la suya. Debo confesar, si otra más, que yo quería que leyeran la
mía por lo que levanté la mano casi que de inmediato, pero no lo suficientemente
alto para que el profesor pudiera verla. Y si, quería que me leyeran pero no
levanté muy bien la mano, la coherencia. Continuamos con la bitácora de Laura Saldaña, su escrito fue muy detallado
sobre cada uno de los momentos de la clase. A lo que terminamos de leerla, el
profesor nos recordó la importancia de evitar el uso del autocorrector para no caer en errores de ortografía y
nos explicó la manera en la que nos complementamos leyéndonos los unos a los
otros.
—
¿Ya han avanzado en las lecturas? —nos interpeló el profesor. Un largo
silencio invadió la clase. Sebastián se paró de su puesto y en el tablero hizo
un paralelo escribiendo en un lado del tablero cualitativo y en el otro, cuantitativo.
Se dirigió a nosotros y preguntó: ¿Cuál
es la diferencia entre lo cualitativo y lo cuantitativo?
Otra
vez el silencio invadió el salón, pero no duró mucho. Uno de nuestros
compañeros levantó la mano y sugirió que lo cualitativo es subjetivo mientras
que lo cuantitativo es objetivo. El profesor asintió mientras esperaba que otra
persona levantara la mano, y así fue. Otro compañero sugirió que lo cualitativo
hacía referencia a experiencias y que por el contrario, lo cuantitativo tenía
muy presente los datos. Nadie más levantó la mano por lo que el profesor nos
sugirió hacer la misma actividad pero de otra manera.
En
parejas, hicimos una presentación en Google Drive muy parecida a lo que el profesor había
escrito en el tablero: con dibujos ilustramos ocho diferencias entre cada uno
de los métodos. Con mi compañero no nos demoramos mucho buscando las
diferencias puesto que ambos habíamos hecho la lectura. Eso sí, nos demoramos
un montón eligiendo cuáles dibujos
pondríamos, todos nos gustaban. Al finalizar, nos pidió que una persona por pareja
pasara a dar una diferencia entre ambos métodos.
La
primera persona en pasar fue nuestra compañera Ángela Pinzón, ella sugirió que
lo cualitativo es más sobre palabras, objetos e imágenes mientras que lo
cuantitativo se refiere a los números. El profesor le pidió que pasara el
marcador a un hombre, nuestro compañero (el escogido) se levantó de su puesto y sugirió que lo
cualitativo se refiere a la experiencia mientras que lo cuantitativo es más
experimental. El profesor preguntó quién quería pasar y mi compañero de
trabajo, Mateo, comenzó a empujarme la mano para que pasara y explicara. Yo
estaba terminando de ajustar las diapositivas por lo que le pregunté que por
qué no pasaba él.
—Me
da pena—respondió. No pude evitar reírme en ese momento. ¿Cómo iba a
darle pena a él si hace una hora había estado en un programa hablando frente a
varias personas?…nuevamente, la coherencia. Mientras más de nuestros compañeros
continuaban pasando, nosotros seguíamos debatiendo sobre cuál de los dos debía ir
al tablero. Después de debatirlo, unos cuantos empujoncitos y unas cosquillas
decidí pasar yo. Expliqué que lo cualitativo requería inmersión y participación
mientras que lo cuantitativo estaba más ligado al registro. En ese momento, el
profesor nos explicó que como en el cualitativo había más inmersión resultaba
emocional, al contrario del cuantitativo que es racional.
Continuaron pasando más grupos, en total reunimos once diferencias entre todos. Entendimos
que lo cualitativo es contextual y lo cuantitativo generalizable, que lo
cuantitativo responde al por qué y al cómo mientras que lo cuantitativo
responde al cuánto y al qué. De igual forma, concluimos que lo cualitativo es
más profundo y lo cuantitativo más extenso y que lo cualitativo se basa más en
la comprensión mientras que lo cuantitativo en la medición. El último grupo que pasó, nos explicó que en
lo cualitativo se generan hipótesis mientras que en lo cuantitativo se prueban.
Con ellos, cerramos el paralelo y el profesor pasó nuevamente a su puesto.
Ya
cerrando la clase, el profesor nos recordó la importancia de ir adelantando las lecturas y nos sugirió hacer mapas conceptuales para resumirlas y tomar
apuntes. También nos formó en grupos para comenzar exposiciones la otra semana,
nos recordó subir las diapositivas a Virtual Sabana y escribir la bitácora de
la clase.
(Fuente: Akifrases.com)
ResponderEliminarLa mejor escritora ❤